Mateo no está dispuesto a renunciar a su felicidad por lo que Mateo considera un error.
--si yo no hablo nunca lo sabrá... seguro --piensa Mateo.
Fuerza una sonrisa.
--todo está bien --dice Mateo.
--No te creo... algo te pasa... ¿qué es?
--¿y Víctor? --dice para que no sospeche la verdad.
Fernando siente culpa:
--perdoname, me he portado como un cerdo pero es que estaba tan triste y molesto contigo ¿me podrás perdonar?
--si claro --dice Mateo intentando ocultar su culpa.
Fernando le besa las manos:
--eres tan bueno. Y yo que pensé lo peor de ti.
Mateo no quiere pensar en nada. Le pone las manos en la cara y dice:
--sólo importa que te amo y que estamos juntos. No dudes nunca de mi amor, te amo Fernando.
Fernando lo besa:
--lo sé, lo sé. He sido un tonto. Perdón por no creer en ti.
--pero al fin crees en mi.
--espero que me puedas perdonar pero es que ahora sé la verdad, debí creer en tu palabra pero es que los celos son... yo dudada, quería creer en ti, aunque también me daba miedo descubrir que fui injusto contigo. Hoy me sentía el hombre más desgraciado de la tierra, me moría por estar contigo. Me he encontrado con el tipo ese, tiene novio y lo he hecho confesar. Y tú tan decente... llorando por mi y yo...
Fernando no sabe como disculparse, Mateo se queda pensando en su romance con Alberto.
--¿estás molesto conmigo?
--no, no... --Mateo nervioso.
Aunque le duele hacerlo sentir culpable, Mateo vuelve a sacar el tema de Víctor para tapar sus culpas:
--eres su novio.
--¡no, no¡¡claro que no, estuvo muy mal lo que hice porque lo usé para darte celos pero ya le pedí perdón. Antes de venir a buscarte pasé a su casa para contarle que todo acabó, todo fue una tontería, nunca hubo nada serio entre nosotros, sólo lo que tú veías. Yo aún sigo virgen. Seré virgen toda la vida si tú no lo remedias. No me hubiera atrevido a estar con otro porque quiero que tú seas el primero, si no eres tú prefiero morir casto y puro tal y como nací. Yo sigo esperando a que tú te decidas y así descubrir el sexo contigo. Ese es mi mayor deseo y esta noche sería la perfecta para hacerlo ¿no crees?
Mateo lo acaricia, lo mira con ternura. Está feliz, además quiere hacerlo. Siente que así será menor su pecado, que quedarán olvidadas las huellas de Alberto, quiere recompensar a Fernando por su traición. Mateo le sonríe coqueto, le acaricia y dice:
--ya ha llegado el momento.
Fernando lo mira con una cara de felicidad:
--¿¡que dijiste?¡
Pero es una pregunta retórica ya que no se lo hace repetir.
Loco de contento y sabiendo que no había nadie van a casa de los gemelos que está a pocos metros de donde se encuentran. Fernando no le quiere dar tiempo a pensar para echar atrás. Mateo quiere hacerlo para así sentir que se borra su pasado. Es feliz al lado de su novio y quiere vivir ese momento, vivir el día con amor, sin preocupaciones. Se deja llevar al dormitorio de él. No acaba de cerrar la puerta que el guapo hermano de Alberto ya está desnudo. Su arma está preparada para disparar.
--no hace falta. Soy virgen y tú hace mucho que no estás con nadie--dice ansioso
Y Mateo piensa en Alberto. A Mateo le gusta hacerlo a pelo pero no a Alberto. No quiere hacerlo sin condón con Fernando porque sino lo hizo a pelo con Alberto tampoco le apetece hacerlo con Fernando.
--yo lo prefiero. Sin condón no.
Fernando pone cara de fastidio y sale disparado desnudo y armado al dormitorio de su hermano. Y toma uno de esos condones que su hermano tiene preparado para usar con Mateo. Mateo no quiere pensar en Alberto pero lo tiene muy presente y un condón de Alberto está ya cubriendo el arma de Fernando para introducírsela a Mateo.
--te deseo tanto Mateo --dice lanzándose sobre Mateo.
Fernando lo besa, lo desnuda y lo toca por todos lados. Van cayendo en la cama. Y sin que Mateo lo pueda evitar, Albertos está en su mente. Trata de concentrarse en Fernando, en que debe hacer lo que Fernando más quiere. Aunque su piel lo rechaza quiere hacer el amor con Fernando aunque se tenga que obligar. Por más que lo intenta no hace más que pensar en Alberto. Fernando y Mateo están desnudos en la cama, Fernando está a un paso de entrar en Mateo y Mateo que no piensa, que no desea sino a Alberto, desea su cuerpo, sus caricias. No le hacen sentir nada las caricias de Fernando porque su cuerpo vibra pensando en Alberto. La alegría y el gozo se reflejan en el rostro de Fernando, Alberto está presente en el de Mateo. Y Justo cuando el aparato de Fernando roza el culo de Mateo, Mateo grita:
--¡¡no, para¡
A empujones trata de sacárselo de encima.
--¡¡no sigas, levántate¡¡ --grita Mateo.
Fernando se queda sobre Mateo pero no continua. Se queda helado.
--no me puedes pedir que pare ahora --le suplica jadeando.
--¡si me amas de verdad no sigas¡ --sentencia Mateo con dureza.
Fernando se levanta frustrado y empieza a recoger su ropa. Muy molesto. Mateo está asustado, teme haberlo perdido pero le ha estado del todo imposible entregarse a él. Fernando trata de vestirse pero se pelea con la ropa. Está furioso. Mateo se levanta y lo abraza con desesperación pidiéndole perdón.
--han sido los nervios, las prisas --dice Mateo alterado-estoy seguro que otro día, más tranquilamente sí podremos hacerlo. Te amo, no te quiero perder.
Desnudos y abrazados se miran y se acarician con amor:
--la culpa es mía por haberte presionado, me lo merezco, no pasa nada. Seguiré esperando lo que sea necesario --Fernando resignado.
Mateo lo abraza y lo besa contento. Y de pronto se abre la puerta. Es Alberto que lo que menos se esperaba es ver esa escena. Alberto mira a su hermano y a su amante abrazados y desnudos. Los mira con incredulidad. No da crédito a lo que ve. Sus ojos, pero, se clavan en el preservativo que parece usado y que ha quedado tirado en el suelo. Los ojos de Alberto expresan un gran dolor y Mateo se siente culpable, también miedo que en ese preciso momento Alberto acabe con su felicidad. Ocultando su dolor, Alberto se disculpa:
--perdón... hermano... no sabía...
Tragándose sus lágrimas se encierra a su habitación. Mateo se ha quedado de piedra. Fernando cree que es por la vergüenza.
--lo siento, mi amor, debí cerrar la puerta.
--no pasa nada tu hermano no sabía -dice triste Mateo.
--si, debemos contarle.
Se visten, Fernando entra en la habitación de su hermano.
--hermano, ven, te quiero contar algo --dice Fernando abrazado a Mateo.
Alberto oculta su dolor. Escucha música. Está tumbado en la cama pero se levanta.
Mateo mira con miedo a Alberto cuando se les pone delante. Hay dolor pero no rencor en los ojos de Alberto. Fernando es el hombre más feliz. Tiene muy abrazado a Mateo.
--nos hemos reconciliado. Mateo y yo somos novios de nuevo --le dice Fernando contento.
Mateo está asustado. Alberto sonríe con ternura y abraza a su hermano:
--me alegro por los dos.
--gracias hermano.
En ese momento en el que Fernando no lo ve, Alberto mira a Mateo y una lágrima se asoma por el rostro de Alberto. Luego se acerca a Mateo y le da un dulce beso en la mejilla. Los que hasta hace apenas unas horas eran amantes se miran a los ojos. Alberto lo mira con tristeza pero también con complicidad. Le dice muchas cosas con la mirada. Le expresa su dolor pero también su alegría por Mateo y sus deseos que sea feliz. La pareja de enamorados se va y a pesar que Alberto no deja de mirarlo, Mateo ni se despide de él por miedo a que se descubra todo. Al oír cerrarse la puerta, un amargo llanto invade a Alberto
Y mientras la joven pareja cena feliz en un restaurante chino mirándose bien enamorados, acariciándose con amor, mirándose como si fuera su primera cita Alberto llora roto de dolor sentado en el suelo. No encuentra consuelo a su tristeza. Aúlla retorciéndose de la pena. Después Fernando y Mateo se van a bailar y acaban en la playa hasta el alba. Se despiden con un beso en la calle en la que ambos viven. Están seguros que si su amor ha superado todo ese dolor nada ni nadie los separará y serán felices por siempre. Al llegar a casa Mateo siente una sensación extraña al ver que su madre ha puesto en un mismo jarrón la rosa de Fernando y los claves de Alberto. No quiere pensar en que está jugando con dos chicos que además son hermanos.
--yo amo a Fernando. Él también se equivocó al no creerme. Me merezco ser feliz --dice para convencerse.
Mateo se levanta sintiéndose el hombre más feliz del mundo.
"Me cuesta creer que todo esto me haya pasado -escribe en su diario- pero aunque procuro no pensar en él, me siento muy culpable por mi desliz con Alberto. Sé que no soy digno del amor de Fernando ni de su perdón pero lo amo demasiado como para renunciar a él. Prefiero cerrar los ojos y vivir el presente sin recordar el pasado y deseando que el futuro borre mi sucio pasado".
Por otro lado, los gemelos hablan confidencialmente sobre la cama de un entusiasmado Fernando. Alberto, en cierta manera, se siente más tranquilo cuando sabe que la pareja no ha hecho el amor y no puede evitar sentir celos cuando Fernando le habla de su felicidad.
--somos muy felices pronto haremos el amor... por fin perderé mi virginidad con Mateo --dice Fernando con una sonrisa de oreja a oreja.
Fernando espera ansioso la llegada de su chico y Alberto se queda a su lado para verlo aunque sea solo un momento. Mateo va a casa de su chico feliz por volver a verlo. Fernando la recibe y se besan.
--buenas -dice Alberto muy dulce.
Mateo lo mira tenso y no le dice nada. Es esa frialdad de Mateo que parece haberlo borrado de su mente lo lastima mucho a Alberto. Lo mira triste mientras Mateo y su novio se encierran en la habitación de éste último a estudiar. No hay padres a la vista y después de estudiar un poco Fernando insiste en que se desnuden para tocarse pero Mateo no quiere.
--por favor... lo necesito mucho y me lo debes después de lo que me hiciste ayer.
Estando Alberto por allá no se atreve, ni quiere pero por obligación, para que Fernando no le reclame decide forzarse a practicar sexo oral al chico. Fernando se queda desnudo de cintura para abajo y Mateo traga el instrumento del chico sin ganas. Se siente vacío. Le hace el trabajo pero no siente nada, ya no le gusta y es que sólo piensa en el cuerpo, en la piel de Alberto, en su aroma, en su todo. Mateo no se desnuda. Fernando quiere tocarlo. Mete la mano en la bragueta de Mateo pero éste al sentir la mano de Fernando sobre su verga es como si le abrasara y, para sorpresa de Fernando, sale huyendo de la habitación pensando en Alberto y él haciendo el amor. Quiere refrescarse pero el baño está ocupado ya que Alberto se está dando una ducha para aligerar su dolor. Mateo se alegra que la puerta esté cerrada porque no lo habría resistido. Pensar en el cuerpo desnudo del guapo chico es toda una tentación.
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