Con mucha ilusión, Alberto explica a Mateo que sus abuelos viven en un pequeño pueblo pesquero donde tienen una casa pero que no estarán en toda la semana y que se la han dejado a él.
--ven conmigo, no reprimamos lo que sentimos.
--es una locura --dice Mateo tentado.
Alberto se da cuenta que Mateo siente lo mismo que él y por eso no se detiene.
--deja que por unos días sean nuestros instintos los que nos dominen, después, si ya no quieres saber de mi pues me alejaré sin problemas.
Mateo no dice nada pero llama a su padre para pedirle permiso para salir de vacaciones en ese mismo momento con sus amigas.
--dijo que sí --dice Mateo al colgar.
Alberto la sonríe muy seductor.:
--agarra cuatro cosas y vamos.
Alberto no le quiere dar tiempo a pensárselo por miedo a que se eche para atrás.
Al llegar a la casa, Alberto sube la bolsa en el que están las cosas de ambos a la habitación principal mientras Mateo prepara un rápido almuerzo. En la mesa se sientan el uno frente del otro. Mateo no deja de seducirlo con la mirada y mientras con el pie juega con la entrepierna de él. Muy sonriente y lleno de placer, el guapo Alberto responde a las provocaciones de Mateo. Después de comer Alberto lo devora con los ojos mientras Mateo recoge la mesa.
--a ver que hay en la nevera de postre--Mateo.
Alberto lo agarra con deseo y dice:
--no quiero postre, te quiero a ti.
Lo arrastra en el sofá y Alberto se queda de pie. El deseo los mata. Mateo le acaricia la zona que le queda en el centro. Alberto lo desnuda con rapidez. Con las mismas prisas Mateo lo desnuda a él. Y es que hace tiempo que se muere por ver el cuerpo del chico desnudo sin problemas. Por primera vez puede ver perfectamente y con claridad la desnudez de ese joven que lo vuelve loco.
--que bello su cuerpo al natural --piensa Mateo mientras recorre con placer cada milímetro de esa perfecta piel con la mirada-- que hermoso cuerpo, desnudo aún está más irresistible.
Mateo es un hombre muy velludo. No así los gemelos que apenas tienen vello en el cuerpo pero si un gran pelambrera genital que pone muy cachondo a Mateo. Los dos son idénticos de cuerpo pero Alberto desprende algo que lo enloquece a Mateo, lo seduce con la mirada
--¿en que piensas? --pregunta Alberto.
Mateo lo mira excitado y dice:
--pareces una bella aparición. Vestido me encantas pero desnudo me vuelves loco. Eres irresistible.
Alberto lo mira orgulloso y con el mismo deseo. Mientras lo acaricia ardiendo Mateo dice:
--me parece un sueño estar así contigo parece que estoy con el mismo Adonis.
--¿quién?
--un personaje mitológico --jadea- un seductor precoz que con su pasión violenta enloquecía a las mujeres infieles... me tienes loco.
Los dos se cogen ahí mismo y es que no tienen espera. No se cansan nunca. Luego van al dormitorio y lo hacen en la cama varias veces hasta la noche. Cuando ya oscurece Mateo, en boxers, baja a la cocina para prepararle algo a su guapo amante para que recupere pronto las fuerzas y siga matándolo de placer. Alberto se queda tumbado en la cama desnudito esperándolo ansioso. Mateo sube con una buena bandeja de comida que Alberto devora con hambre.
--¿no comes? --le pregunta Alberto..
--yo ya estoy bien lleno, de ti --dice seductor.
Una vez Alberto ha alimentado su estómago tira los platos al suelo y agarra al chico para saciar sus instintos de macho.
--este será el último --jadea Alberto- ya no voy a poder más tampoco soy una máquina.
--yo nunca me cansaría de ti.
--pero yo tengo que reposar para darte lo que te gusta.
Cuando los dos ya se han quedado más que satisfechos él cae derrotado en la cama. Se duerme en brazos de Mateo que lo mira y lo acaricia con deseo y a la vez ternura. Mientras admira y acaricia su perfecto rostro dice:
--despierto es todo un león que me hace enloquecer de placer pero dormido parece todo un ángel. Es todo un demonio en forma de ángel.
Finalmente Mateo también se queda dormido entusiasmado en sus brazos.
Al día siguiente, Mateo se despierta muy contento y escribe en su diario que ha viajado con él:
"me siento feliz de estar en brazos del chico más guapo e irresistible del mundo. Mi Adonis particular."
Cuando Alberto se despierta se sonríen y se besan. Alberto despierta armado y no pierden el tiempo y comienzan el día dando a sus cuerpos el placer que les gusta y ya necesitan. Luego, mientras Alberto se ducha, Mateo le prepara el desayuno. Cuando ya está listo Mateo entra en el baño y se excita al verlo en la ducha como aquel día pero ahora de frente. Casi se desmaya del placer. Jadea al verlo:
--es impresionante --piensa- me pone a mil. Su cuerpo aún es más bello con el agua deslizándose.
Mateo contempla excitadísimo como se ducha su apuesto amante. El joven mueve sus manos en su cuerpo con delicadeza. Su cuerpo brillante resalta su belleza. Como si le diera vergüenza, al saberse espiado, él se tapa sus partes íntimas con la cortina y así aún Mateo lo encuentra más irresistible, más seductor. Aún lo excita más. Divertido Alberto le dice:
--vete por favor que me da vergüenza que me veas desnudo... deberías haber llamado.
Loco de deseo, Mateo se saca el delantal, la única ropa que lleva y metiéndose en la ducha se le tira encima. Le arranca la cortina de la mano casi con violencia y disfruta de esa desnudez que le gusta tanto con la vista como con las manos. Le toca por todas partes y Alberto no se queda atrás. Alberto se arrodilla y traga la verga de Mateo que se retuerce de placer. Mateo disfruta viendo como Alberto bebe de él. Luego se abrazan y se besan. Una vez más la pareja goza de su cuerpo en su totalidad. Y es que no hacen nada más en todo el día. Se gustan demasiado y no quieren hacer otra cosa. Es lo que más les gusta y sólo paran lo necesario en lo que aprovecha Mateo para subirle alimentos a su macho. Los dos quieren sacar el máximo jugo posible a sus cuerpos y siempre que Alberto tiene fuerzas pues lo hacen ya que Mateo no quiere hacer otra cosa.
Ese domingo, después de una buena dosis matinal de sexo, la pareja se dispone a dar un paseo por la playa que tienen en frente. Salen en bañador. Mateo le magrea el culo y Alberto se lo devuelve. Salen juntos a caminar bien abrazados como una pareja de enamorados más. Se besan, se abrazan, se ríen. Disfrutan de la vida y de sus cuerpos. Hablan y ríen. Mateo está encantado con el chico al que encuentra simpatiquísimo. Se lo pasa muy bien con él.
--simpático y salvaje... casi el chico perfecto --piensa Mateo mientras lo mira intensamente.
Después se sientan en la arena mirando el mar. Mateo está entre las piernas del guapísimo chico. Los brazos de él lo envuelven.
--¿te molesta si te pregunto algo? --Alberto.
Muy contento de estar con él, Mateo dice:
--pregunta.
--¿con cuantos hombres has estado antes que yo?
--¿te importa?
--no te quiero molestar, era curiosidad.
No le gusta hablar del pasado pero está muy contento con él:
--sólo con un hombre pero seguro que has visto todos los videos.
--no pasa nada. No has hecho nada que los demás no hagamos. No te preocupes por eso. Yo he estado con montones de chicos y no sólo de uno en uno. No tenemos que dar explicaciones a nadie de lo que hacemos.
Mateo se siente a gusto con él. Sin darse cuenta le abre su corazón.
--es que yo no quería pero me volví loco. Él era mi vida y sólo veía através de sus ojos. Los primeros meses fueron maravillosos pero perdí el norte cuando me dijo que me dejaba y para que no lo hiciera pues me convertí en su juguete y grabamos todos esos videos. A él le gustaba cogerme mientras yo se la chupaba a otros chicos. Y yo sólo buscaba complacerlo y él me humillaba cada vez más y yo dependía cada vez más de él. Era como una droga.
Esa herida se ha cerrado pero le hace sentir sucio su pasado y eso le duele. Se le escapan las lágrimas. Alberto es su mejor refugio. Alberto acaricia las lágrimas del chico y lo besa.
--podemos hablar de otra cosa si quieres.
Mateo lo acaricia y lo dice:
--eres con el primer chico que hablo de estas cosas.
Alberto sonríe con dulzura:
--gracias por confiar en mi.
--me enamoré como un burro y cuando se cansó de humillarme todo lo que quiso, cuando ya internet estaba lleno de nuestros videos me dejó. Me tiró como un trapo sucio. Me hizo sentir que no valgo nada.
--¡que cerdo¡
--se enamoró de otro tipo y yo ya no le interesaba ni para humillarme. Me quería morir e incluso me iba a tomar una caja de pastillas pero mi madre me pilló. Estuve meses sin salir.
Y Alberto lo protege con sus brazos y a Mateo se le olvida el resto del mundo.
--ahora te toca contestar a ti ¿cuándo fue tu primera vez?
--me estrené a los 14 años.
--¿y qué tal fue?
--que sé yo. Ni me acuerdo.
Los dos se sonríen y Alberto se le tira encima
--ya me cansé de hablar.
Caen sobre la arena y se besan ardientemente. Tomados de la mano Alberto lo conduce hasta la orilla del mar. Alberto le lanza agua en la cara y empiezan a jugar a salpicarse y a correr en la orilla persiguiéndose. Luego se tumban de nuevo en la arena y se quedan un rato acariciándose, devorándose con los ojos y tirando piedrecitas al mar. En seguida vuelven a la casa y como locos se arrancan la poca ropa que llevan y vuelven a disfrutar de sus cuerpos.
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