lunes, 26 de octubre de 2020

Capítulo 10

 




Amanece un nuevo día y Mateo se enfrenta a una nueva jornada en el instituto. Sube las escaleras deprisa y al girar una esquina se topa con alguien que se le tira encima: es Fernando. Para Mateo al sentir nuevamente la dulzura que desprende el cuerpo de su guapo ex siente como si lo acariciara una suave brisa marina. El chico se disculpa muy dulce pero cuando se da cuenta de con quien se ha chocado lo mira con un desprecio que la hiere totalmente. Mateo se encierra en el baño llorando.


"lo amo -escribe en su diario-y maldigo aquel fatídico día en la discoteca en el que se arruinó todo y también maldigo aquella noche en la que caí en brazos de Alberto porque al convertirme en su amante he hecho que la reconciliación que tanto deseo sea imposible"



Después de escribir estás líneas acude a su cita en el campo con Alberto y hacen furiosamente el amor. Se ven cada día aunque extrañan poder estar juntos siempre que quieren y tan tranquilamente como en el pueblo. No tienen tanta libertad.


Es sábado por la tarde y los padres de Raquel no estarán en todo el día y las dos amigas se ponen de acuerdo para que Alberto y Mateo se puedan divertir en la cama. Los amantes aceptan encantados ya que así pueden gozar más tranquilamente de sus cuerpos que al aire libre. Para evitar que los vean, la pareja va por separado. 

Los chicos llegan casi a la vez. Raquel se encierra en la habitación principal. Al quedarse solos, Mateo se lanza en brazos de Alberto que lo empieza a magrear por todo el cuerpo mientras lo va desnudando y se arrodilla ante Mateo. Cabalgan salvajemente durante horas. Es ya de noche cuando los interrumpe Raquel. Llama a la puerta, los amantes se tapan  con la sábana no felices por la interrupción. 

--lo siento chicos para ya se os acabó la diversión, mis padres no tardan en llegar.

Raquel además los invita a una discoteca que hay en un pueblo cercano. Ya que no pueden salir por la ciudad a pasear a los dos amantes les entusiasma la idea. Entre Raquel y Mateo preparan unos bocadillos para la cena mientras en el comedor el novio de Raquel y Alberto hablan de sus cosas. Mateo y Alberto entran en la discoteca felices de poder besarse y estar juntos sin preocuparles que alguien que los conozcan los vea. Bailan bien pegados mientras se besan. Los dos disfrutan de la compañía del otro y se olvidan del resto del mundo. Dejan  la discoteca casi al amanecer. El novio de Raquel los lleva a todos a su casa. Alberto es el primero en bajarse. Lo hace cerca de la calle en la que viven ambos por precaución. Aunque Mateo no quería, él le da un beso y se va. Mateo sale del coche delante de su casa. Se da cuenta que Alberto está llegando a su casa. Alberto le guiña el ojo y Mateo entra en su casa contento.


A pesar que día a día goza como un loco haciendo el amor con Alberto, Mateo ama a Fernando y sufre al tener que verlo en clase todos los días y ya no sentir ni su odio, sentir su indiferencia. Mateo siente culpa por sus amores con Alberto, al que por otro lado no puede dejar. Siente amor, dolor. Le duele pasar por al lado de Fernando y que él haga como si Mateo no existiera y Mateo siente que se muere por él. Lo ama y desearía cerrar los ojos y que al abrirlos todo hubiera sido una pesadilla y los dos estuvieran nuevamente juntos y felices. A pesar de todo eso Mateo no le puede reclamar nada siendo el amante de su gemelo. Es consciente que Fernando tiene razón en despreciarlo y eso que no sabe lo que hacen Mateo y su hermano cada tarde. Cada vez que Mateo camina por el instituto tiembla sólo de pensar que se pueda encontrar con uno de los dos cara a cara o lo que es peor con los dos. Le pone muy nervioso ver a cualquiera de ellos y tener que hacer como si no pasara nada. Lo peor es cuando los ve a los dos juntos. Mateo no puede decir nada y ellos hacen como si no lo conocieran. Eso sí, de reojo, Alberto lo mira con dulzura y eso  compensa  la frialdad del otro.


Mateo despierta un día más pero no es un día cualquiera. Es su cumpleaños número 20. Alberto lo llama de buena mañana para felicitarlo. En el instituto se lo encuentra solo y Alberto le sonríe y le guiña el ojo muy seductoramente y Mateo pasa la mañana muy tranquilo pensando en él. Por la tarde Mateo había quedado con su amiga para pasar el rato con sus chicos. Mateo se sorprende al ver que Alberto ya llegó. El chico le hace cerrar los ojos y abrirlos en el comedor que está decorado de cumpleaños. Mateo se lo agradece con un beso. Sólo son las dos parejas pero montan una fiesta a lo grande. Alberto le regala un sexy bañador y calzoncillos muy sexy.

--para que te lo pongas para mi --dice Alberto muy sensual y guiñándole el ojo.

Mateo, aunque es más tímido y le da vergüenza el regalo y sus palabras por la presencia del novio de Raquel, lo besa con la misma sensualidad y le dice al oído. 

-me los pondré para que me los arranques.

Alberto sonríe y Mateo es feliz.

También hay pastel y velas que Mateo apaga en la compañía de su amante.

--pide un deseo -le dicen todos.

Mateo cierra los ojos y piensa su deseo:

--que Fernando y yo volvamos a estar juntos y seamos felices para siempre.

Desnudo en brazos de su amante, Alberto le pregunta por su deseo.

--si se dice no se cumple --Mateo nervioso.

Alberto sospecha lo que pidió y prefiere no investigar más prefiere disfrutar sin pensar.




A Mateo se le hace muy difícil ver a esos gemelos en el instituto: uno al que ama y el otro su fiel amante. Tiene que hacer como si no conociera a ninguno de los dos. En esta ocasión se los encuentra en el pasillo. Se ven de lejos. Se da cuenta que Fernando pone muy mala cara al ver que van hacia Mateo. De la manera en la que los dos hermanos están colocados Mateo pasaría exactamente por el lado de su ex y para evitarlo Fernando cambia su lugar por su hermano y así Mateo pasa por el lado de Alberto. Sus cuerpos casi se tocan. El rechazo de Fernando lo entristece pero le consuela la sonrisa que disimuladamente Alberto dibuja en su rostro. Más tarde, Mateo se encuentra solo en el lavabo  refrescándose cuando se abre la puerta. Se sorprende al ver a Alberto.

--¡¡estás loco¡¡¿qué haces aquí?¡¡ --dice Mateo alterado.

Como respuesta Alberto corre a abrazarlo y besarlo.

--te necesitaba --jadea Alberto- no soporto tener que hacer como sino existieras... te quiero demasiado.

Mateo está aterrado. Se quiere resistir.

--¡¡eres un loco, alguien nos puede ver y se montará una...¡¡

Alberto sigue acariciándolo y besándolo.

--no te resistas, respon a mi pasión. Te echo de menos... estamos solos --le suplica excitado.

No lo puede resistir y sus labios se comen ardientemente durante un buen rato. Finalmente, aunque no quiere, se lo saca de encima y bien acalorado dice.

--nos vemos esta tarde como siempre.

Mateo se va corriendo muy sofocado  mientras Alberto lo mira sonriendo. Llega que  la clase ya ha comenzado. Entra con mucho miedo que Fernando lea en su rostro el nombre de su gemelo. El alma se le cae a los pies al ver que Fernando se ha cambiado de sitio y que se ha sentado con un chico que siempre se sentó solo y al que acaricia la mano. Se les ve muy compenetrados. Se muere de celos y rabia cuando al acabar la clase los ve irse juntos. Prefiere pero olvidar este triste suceso distraer su mente pensando en Alberto para no hacerse mala sangre. Alberto se desvive por Mateo. Como en viernes, por la noche, el chico lo lleva hasta un pueblo cercano. Cenan en un restaurante de la playa.

--¿te gusta? --le pregunta Alberto dulcemente mientras le acaricia la mano.

Mateo sonríe y dice:

--sí, es muy romántico cenar con un chico guapo --Mateo sonríe seductor--que me mira con esos ojos mientras nos acompañan las olas del mar.

Alberto lo mira con mucha dulzura y en esos momentos a Mateo le gustaría poder decir que lo ama, poder corresponder a todas sus atenciones enamorándose de él. No dice nada y Alberto tampoco se le pide. Simplemente viven el momento. Después bajan a la playa. Están cerquita del mar hasta el alba











Si el punzón de los celos se clavó en el corazón de Mateo el viernes anterior el lunes ese mismo punzón le atraviesa el alma hasta matarlo. Fernando se ha hecho novio de ese chico, Víctor, y los dos hacen pública esa relación besándose y magreándose encima de las mesas sin importarles que todos los miran, en especial Mateo ya que el lugar de los hechos está casi en su sitio. Mateo tiene un nudo en la garganta. Quiere llorar, gritar. No sabe como se ha podido resistir. A cada final de clase, la recién estrenada pareja salen al pasillo.

--¡¡te amo, te amo¡¡ --grita Fernando muy teatreramente.

Pero tanto Víctor como Mateo creen en esas palabras y más acompañadas de apasionados besos que atormentan al amante de Alberto. Mateo se siente morir. Siente que se ahoga y quiere salir y al tenerlos delante sin parar de besarse casi se desmaya. Por ahí pasa Alberto y lo mira con pena porque sabe que sufre y también sufre él. Le duele que Mateo siga pensando en su hermano. Mateo lo mira lloroso y se va corriendo. Sube a la planta de arriba y desahoga su dolor en el lavabo. Desea que Alberto lo siga. Lo necesita, quiere sentir su calor, que sus palabras, que sus besos, que sus caricias lo llenen de vida. Él no tarda en entrar y Mateo lo abraza deshecho mientras Alberto lo acaricia con ternura y le dice dulcemente:

--me hace daño verte sufrir, me gustaría poder evitar que te hagan daño, ojalá pudiera hacer que lo olvidarás a él, que yo fuera suficiente para ti pero al menos me consuela darte fuerzas para que no te hundas.

Alberto tiene los ojos humedecidos y se dan un beso con sabor a lágrimas.

--gracias a ti puedo vivir, si no estuvieras a mi lado ya estaría muerto  de hace mucho.

Alberto sonríe tiernamente. Oyen que alguien entra y Alberto se encierra en el wáter. Mateo se lava la cara y se va. Lo espera en medio del pasillo. Cuando el chico que ha entrado sale es entonces cuando sale Alberto. Mateo le sonríe y Alberto  le responde guiñándole el ojo. Al llegar a clase, que ya ha comenzado, a Mateo le duele ver a la nueva pareja pero ya tiene fuerzas para enfrentarlo.


Al llegar a su casa escribe en su diario:

"he tomado una decisión trascendental, he decidido olvidar a Fernando para siempre y centrar todos mis esfuerzos en enamorarme de Alberto que es quien se merece mi amor."


Aprovechando que al día siguiente hacen un mes del primer encuentro sexual entre Mateo y Alberto, Mateo le prepara toda una sorpresa. Le quiere devolver un poco de toda la alegría que él ha llevado a su vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 17 y ultimo

  Al día siguiente, Alberto visita a Mateo. El chico sale de su habitación al saber que tiene visita. Alberto le sonríe y Mateo se alegra de...