lunes, 26 de octubre de 2020

Capítulo 1

 

Con el primer día de octubre, Mateo regresa a su instituto. Tiene 19 años. Es la tercera vez que hace el mismo curso y está decido a que sea el definitivo. El descubrimiento del amor y el sexo en  brazos del guapo de la clase lo hizo fracasar en sus estudios por primera vez. La traición de éste que lo dejó por otro le causó una honda herida que le hizo fracasar en los estudios una vez más. Es una herida que no se ha cerrado y no ha podido volver a estar con nadie. Está muy herido por la traición de su primer hombre pero está decidido a volcarse en sus estudios para olvidar. Está cerca su entrada a la universidad y quiere luchar duro por eso. A veces el rostro de él se quiere apoderar de su mente y de sus pensamientos y siente deseos de llorar pero cansarse a estudiar es la mejor manera de olvidar. Así semana a semana pasa un nuevo mes que le trae una sorpresa y no agradable para él. El joven se encuentra solo en el patio del instituto, es la hora del recreo y  lee como siempre. De repente un joven muy atractivo se sienta a su lado. Es Ramiro, un chico que iba antes a su clase y mejor amigo de su ex novio.  No esperaba encontrárselo. Ramiro trata de seducirlo. Mateo lo mira con fastidio porque ahora lo que menos quiere es tener a un chico cerca pero no le dice nada. Ramiro va hablando y Mateo lo medio escucha. No se lo pasa del todo mal y eso le hace sentir culpable. Siente miedo de no haberlo cortado, tiene miedo que eso lleve a otra cosa y acabe sufriendo de nuevo. El que sea el mejor amigo de su ex es la peor referencia.   Se arrepiente aún más cuando Ramiro se siente con derechos  A la salida lo espera y no tarda en hacerle una pregunta que Mateo no quería:

--¿quieres salir conmigo?

Mateo se queda de piedra y no sabe qué decir.  Ramiro sigue con su confesión de amor.

--Me gustas mucho desde siempre pero no me iba a meter entre Tacho y tú. Siempre te he esperado. Sabía que llegaría mi oportunidad.

Mateo está tan sorprendido por esta petición, y más viniendo del mejor amigo de su ex. Le dice un no rotundo. Ramiro se queda muy triste y sorprendido por la seguridad de él.

--¿así? ¿tan de repente? ¿no lo quieres pensar? ¿porqué? ¿es por Tacho? Ya ha pasado tiempo. No se acuerda de ti.

--no es por ese.

Lo es. La herida duele y no quiere cerca a su mejor amigo.

--¿y entonces?

--porque no.

--eso no es una respuesta¿Por qué no quieres salir conmigo? No te gusto ni un poquito? Yo sé que si haces un esfuerzo ...

--no tengo porque darte explicaciones --dice duro-- pero para que me dejes en paz te diré que después del imbécil de tu amigo lo que menos quiero es estar con otro chico y contigo menos. Por culpa de tu amigo he perdido dos años y ahora quiero estudiar y sobretodo estar solo, por nada del mundo quiero saber nada de hombres ni como amigos.

Mateo no le da derecho a réplica y lo deja solo



Por la tarde, Mateo ha salido a tomar algo con su amiga Raquel y le habla de lo que pasó con Ramiro. Raquel se lleva las manos a la cabeza:

--¡debes estar loco como para hacer eso¡ dime que es mentira.

--Raquel, que he pasado un mal rato

Cada vez más sorprendida Raquel dice:

--definitivamente loco ¿¡como se te ocurre rechazar a un chico tan guapo como Ramiro?¡

--Aunque sea guapo, no quita que no me haga daño.

--los hombres son así, siempre traicionan pero nos hacen felices ¿es que te vas a meter a cura?

--aún no lo he olvidado a él y lo que menos quiero ahora es complicarme la vida con una relación y menos con su mejor amigo. Debo estudiar para poder ir a la universidad y hacer la carrera que quiera. No quiero saber nada de los chicos. Sólo quiero estudiar.

--no sabes lo que te pierdes, si no quieres que los hombres te usen, haz como yo... úsalos tú.

--yo quería un amor para toda la vida, el primero falló pues se acabó--triste.

--¡pues te buscas otro y otro y los que sean¡

--nunca me volveré a enamorar --sentencia el joven ante una regañona Raquel.


Con el mes de noviembre, Ramiro se acerca de nuevo a Mateo.

--ya has tenido un mes de reflexión para estar solo ¿saldremos ahora?

--no.

Ramiro insiste:

--me gustas mucho, nada te cuesta darme una oportunidad. Yo sé que conmigo olvidarás a Tacho. Ya no somos amigos. Por ti he roto una amistad de años. Yo no te haré daño como él. A lo mejor no debí participar de aquello pero nadie te obligó y te gustó mucho.

Mateo no quiere recordar. No quiere hablar con nadie y menos con él, se quiere ir pero Ramiro se le pone delante con insistencia:

--sal conmigo una sola vez, si después no te gusto, no volveré a insistir pero como mínimo tomamos algo juntos.

--no.

Ramiro se molesta y hasta se pone un poco violento. Para calmarlo un poco Mateo dice:

--no es nada personal. Los chicos han salido de mi vida y no quiero saber de ninguno.


Ramiro parece que lo acepta pero no hay dos sin tres. Justo antes de acabar el mes de noviembre, Ramiro le pide por salir una tercera vez y obtiene un tercer no está vez menos educado.

--¡me tienes harto, no te quiero volver a ver. Gracias a tu amigo y ahora a ti los chicos me dan asco. Nunca saldré con uno  que te quede claro¡

--no seas así, venga.

Mateo se pone furioso:

--¡eres un plomo, si quisiera salir con un chico nunca te elegiría a ti y ya no porque seas su amigo  es que no te aguanto. No me extraña que estés solo, que hartura de tío¡

Si las miradas mataran.. Ramiro lo mira muy herido pero no le dice nada.

--espero que ahora sí lo haya entendido --dice aliviado al ver que se va.


El trimestre está acabando y como lo va a aprobar todo  sus padres lo dejan ir al viaje de fin de curso que será en París en mayo con condición que siga aprobando.



Mateo se encuentra solo en clase guardando un diccionario. Con algo de miedo, Fernando, el guapo de su clase, se le acerca  muy simpático.

--¿Qué libro es?

Mateo lo mira. El chico es guapo, se sienta en la última fila y nunca lo había visto tan cerca. Su simpatía le gusta. Lo ve buena persona. Siempre le ha caído bien. Este chico tiene un hermano gemelo en el instituto que hace ciencias, ellos son de letras. Fernando le parece tierno y dulce en cambio el otro, Alberto, le parece brusco y salvaje, mala persona. Aunque a ninguno de los dos los conoce bien, Fernando le cae muy bien en cambio al otro no lo aguanta. Al tener cara a cara a Fernando, a Mateo le gusta lo que siente. Se pone muy nervioso:

--no es un libro, es un diccionario.

--ah como siempre lees ¿no estás leyendo nada ahora?

Mateo le habla de la novela que lleva.

--¿y porque lees en la hora del patio?

--es que no conozco a nadie aquí, no tengo amigos en el instituto.

Muy sonriente Fernando le dice:

--pues ahora me conoces a mi, si quieres yo puedo ser tu amigo ¿vamos juntos a la hora del patio?

Mateo no sabe lo que es pero el chico ha removido algo en su interior. Está deseando estar más con él.

--sí, me gustaría mucho.

Fernando sonríe con dulzura y a Mateo  le gusta mucho:

--pues luego te vengo a buscar.

--de acuerdo.

Empieza a llegar más gente y se separan. Fernando vuelve a su sitio. Mateo no deja de mirarlo. Fernando sonríe y Mateo suspira.


A la hora del patio la pareja se queda en un rincón hablando de sus cosas. Mateo tiene que aceptar que está feliz y que ha pasado un momento muy agradable que sólo se ve ensombrecido cuando aparece Alberto, el hermano de Fernando. Fernando los presenta y a Mateo no le gusta la manera como Alberto lo  mira ni su descaro al darle dos besos. Por suerte se va enseguida. La dulzura de Fernando lo compensa en todo. No le dice nada más en toda la mañana y le entristece pero a la hora de la salida antes de irse pasa por el sitio de Mateo y lo mira con mucha ternura al despedirse y Mateo se va feliz.


"Me ha pasado algo alucinante -escribe Mateo en su diario- pero tampoco le quiero dar más importancia. Posiblemente no pase de aquí, aunque no puedo dejar de pensar en él."


Al día siguiente, durante las dos primeras horas, Mateo no puede dejar de mirar a su guapo compañero de clase. A veces Fernando levanta la mirada y al encontrarse con la de Mateo sonríe. Mateo se ruboriza y le aparta la mirada pero no puede evitar seguir girándose y como Mateo se sienta en primera fila, Pilar, la profesora de literatura, le regaña. Mateo se muere de la vergüenza y no se vuelve a girar. Fernando se siente muy contento ya que ve que a Mateo le gusta él. Y eso lo anima a acercarse cuando acaba la clase. Mateo empieza a temblar al ver que él se acerca.

--¿vamos juntos?

Mateo hace que sí con la cabeza. Van hablando y como quien no quiere la cosa Fernando le pregunta:

--¿te parece si esta tarde vamos a dar una vuelta?

Mateo hace que sí con la cabeza. Los dos están entusiasmados.


-"estoy tan ansioso--le cuenta al diario Mateo-- tengo una cita con un chico tan dulce como guapo. Me asusta un poco todo lo que está pasando pero a la vez me encanta.  Estoy muy agitado y prefiero no pensar  lo que tenga que pasar... pasará."


Los jóvenes pasan una deliciosa tarde juntos. Pasean mientras hablan. Van a tomar unos refrescos y Fernando le acaricia la mano tiernamente . A esa invitación le viene otra, esta vez de noche. Van a una disco. Están la mayor parte del tiempo sentados intentando hablar. Mateo lo mira y se le olvida todo, hasta que no le gustan las discotecas. Van a la pista a bailar y a los dos les encanta sentir la proximidad del cuerpo del otro.


Al día siguiente, desayunan juntos en una cafetería. Fernando lo mira con una sonrisa encantadora y Mateo suspira.


"sentimientos olvidados vuelven a albergarse en mi corazón. Estoy muy ilusionado pero también asustado. Tengo miedo de ilusionarme demasiado y que de repente todo se rompa. No estoy seguro que deba volver a confiar en un chico." -confiesa en su diario.


Ese domingo, Fernando ya no puede más y después de decirle un "te amo" posa sus labios sobre los de Mateo..

--te amo --responde Mateo feliz por volver a sentir los labios de un hombre sobre los suyos.

Se sonríen.

--¿quieres salir conmigo?

--si --dice Mateo sin dudarlo.




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