lunes, 26 de octubre de 2020

Capítulo 8

 








Al lado de Alberto, Mateo vive los días más salvajes de su vida; sexo y pasión a tope. El guapo Alberto le hace temblar de placer sólo con la mirada. Jamás imaginó que tanto gozo pudiera ser posible. Van siempre desnudos por la casa excitándose a cada momento el uno con la desnudez del otro y haciendo el amor cada dos por tres sin temores ni frustraciones. Mateo siente una fuerte y peligrosa atracción hacia él y ver su cuerpo desnudo a cada momento, y más cuando se mueve, es tota una tentación y no se puede controlar y enseguida agarra de él. Los dos son una provocación constante para el otro y tienen ganas de hacer el amor todo el día. Muchas veces no salen de la casa y sólo cogen todo lo que el cuerpo de Alberto aguanta ya que Mateo es pasivo e insaciable. Alberto también disfruta de la verga de Mateo que se la exprime con la boca varias veces al día. Se la pasan gozando de su cuerpo en cada rincón de la casa. En la cama, en el sofá, sobre la mesa, en la ducha, en la cocina, en el patio... Sobretodo en la ducha ya que a Mateo le vuelve loco ver el cuerpo desnudo del guapo chico mojado y lo exprime una y otra vez y Alberto feliz de esa explotación que les da mucho placer a los dos. Y a pesar que el chico siempre le dice que no hace falta que limpie, que no importa si la casa no está arreglada, a Mateo le gusta tener la casa limpia, aunque Alberto no hace más que tentarlo con su cuerpo desnudo mientras Mateo actúa de perfecto amo de casa. Alberto se disculpa por su inutilidad a la hora de hacer las labores de la casa.

--pero en la cama soy el mejor --dice Alberto pícaro.

--no lo dudes --dice Mateo- y bien servido que me tienes.

Alberto le guiña el ojo:

--y tú a mi.

Se miran seductores y se besan. Mateo no se quería distraer pero no puede. Los dos están desnudos y armados. Primero Alberto se ocupa del arma de Mateo y la desarma disparándola en su boca. Y luego dispara la suya clavándose en Mateo.

Mientras Mateo cocina sólo con un delantal y Alberto clava su cuerpo detrás de Mateo y se lo hace sentir y los dos se calientan. Mateo le suplica que no lo distraiga pues se puede quemar y Alberto pone cara de bueno pero le muerde el cuello y se va arrodillando y le chupa todo el culo. Mateo se retuerce de placer y saca la comida del fuego. Luego poco a poco Alberto se la va clavando y Mateo se rinde en sus brazos apoyado en la cocina. Pero la "venganza" llega a la hora de la comida ya que a Alberto le gusta comer tranquilo y entonces Mateo no deja de molestarlo y le toca por todas partes y juega con sus partes íntimas. Alberto pone cara de bueno y le dice:

--luego me haces lo que quieres, ahora déjame saborear estas exquisiteces que me has preparado.

Mateo lo mira contento.al ver que le gusta lo que come. Alberto se golpea la barriga.

--me tienes muy bien alimentado.

--y tú a mi... con tu cuerpo me alimentas--Mateo.

Los dos se miran seductores.

--muchas gracias por lo bien que me estás cuidando --le dice Alberto--me sabe mal que te mates a trabajar por mi culpa.

--me gusta atenderte --dice Mateo una vez más.

Alberto sonríe feliz. Le guiña el ojo y le dice:

--el hombre que al que ames se debe sentir muy afortunado. Lo amarías de una manera incondicional. Darías todo por él.

Mateo se entristece porque piensa en Fernando y tiene que hacer un esfuerzo por no llora. Alberto siente celos de la tristeza de Mateo y se disculpa por su comentario inapropiado.

--lo dije sin pensar.

Alberto lo besa y lo acaricia con ternura y a Mateo se le olvidan las penas. Cuando ya han comido, los dos se miran con deseo. Alberto empieza a hacerle cosquillas y lo va llevando hasta el sofá donde cae sobre de Mateo y ahí calman todas sus ganas. Se besan y se acarician por todo el cuerpo. El uno conoce a la perfección el cuerpo del otro. A pesar que no lo une el amor a él, Mateo se siente muy a gusto en sus brazos. También hablan. Desnudos y abrazados en el sofá se explican viejas anécdotas.


Una vez que Mateo sube al cuarto para avisar a su amante que la cena está lista se lo encuentra con su diario en las manos. Mateo se lo saca molesto. Pillado infraganti Alberto dice:

--me lo encontré por casualidad, buscaba otra cosa, no lo pensaba leer sin tu permiso.¿me dejas que lo lea?

--¡no¡ --sentencia Mateo arrancándoselo de las manos.

--¿por qué? ¿Hay algo que no pueda leer? --pregunta celoso.

Los dos se tumban en la cama y para que se calle le lee algo de lo que escribió de él al principio de conocerlo. Él sonríe al descubrir lo que lo impactó verlo desnudo en la ducha.

--vaya, espero que ya no opines que soy repulsivo --dice divertido.

Mateo lo besa:

--me encantas  no sé que haría sin ti.

--perdón si fui grosero pero es que era algo más fuerte que yo, cuando te tenía delante. Sé que está mal pero es que no me podía controlar yo...

Mateo le pone la mano en la boca para que no siga. 

--el pasado ya está olvidado.

Los dos se ríen y se besan y siguen gozando el uno del cuerpo del otro.


Después de una placentera y agotadora sesión de sexo, Mateo y Alberto duermen felices el uno en brazos del otro. Mientras Alberto lo rodea con sus brazos, en el mundo de los sueños, Fernando toma de la mano a Mateo ya que se está celebrando su boda. Está reunida toda la familia de ellos incluso Alberto. Todos felices en una iglesia contemplando como los novios hacen sus votos matrimoniales con mirada de amor ante una sacerdotisa. Una vez casados la familia los felicitan y Alberto besa a su cuñado en la mejilla como si nada. A continuación los novios, aún con sus trajes de boda, se encuentran paseando en la misma playa  en la que se encuentran ellos. Se sientan felices en la arena cerca del mar y las olas los van cubriendo mientras Fernando lo besa y le dice dulces palabras de amor:

--te amo, Mateo. Eres el amor  de mi vida. Te voy a amar siempre.

En brazos de su amado Mateo llora de felicidad




A Mateo le hubiera gustado no despertar y se siente frustrado al abrir los ojos y ver a Alberto durmiendo a su lado. Lloroso va al piso de abajo. En la sala había una foto de los gemelos que Alberto escondió el primer día en un cajón. Mateo la rescata y besa llorando el rostro de Fernando. Abraza esa foto recordando el sueño:

--es un sueño,  un sueño que nunca se hará realidad, nunca.

Alberto se despierta y al no encontrar a Mateo a su lado lo llama y Mateo está tan concentrado pensando en su amor perdido que se asusta y se le cae el retrato de las manos y se le rompe.

--¿qué pasó? --pregunta Alberto saliendo desnudo  del cuarto.

--¡no, nada¡ --dice Mateo angustiado.

Mateo no quiere que su amante vea el retrato roto y se apresura en recogerlo pero Alberto baja antes y lo ve. Alberto se da cuenta que el chico con el que se acuesta ha estado llorando y por Fernando. Le duele, una lágrima, que conmueve a Mateo, asoma por sus mejillas pero se traga su dolor. No dice nada. Mateo lo abraza y se refugia en sus brazos para olvidar el dolor con placer.

--hazme, tuyo... hazme el amor aquí mismo sin preguntas --le suplica Mateo llorando.

Alberto lo mira triste pero lo complace. Después de un inmenso momento de placer el dolor vuelve a inundar a Mateo  que se quiere tragar su dolor pero no puede y acaba rompiendo a llorar. Alberto lo abraza muy dulce:

--¿qué es lo que te pasa?

Mateo no quiere hablar pero Alberto insiste y su ternura lo calma. Entonces le habla de su sueño. Alberto lo mira con pena y triste le dice:

--siento que estar conmigo no te sirva de nada.

Alberto lo mira triste y sube a la habitación. Mateo se siente culpable y al cabo de un rato sube con él. Alberto está sobre la cama y tiene los ojos llorosos. Se da la vuelta porque no quiere que Mateo lo vea así y con la voz rota le dice:

--vete.

Conmovido Mateo se sube en la cama y lo abraza por la espalda y le da un tierno beso en la mejilla:

--Alberto, tú eres muy especial para mi y no te quiero hacer daño.

Alberto no contesta, sólo se levanta, desnudo como va siempre, y se encierra en el baño. Se da una buena ducha para calmar su dolor y su rabia. Está bastante rato. Sale un poco triste pero más tranquilo. 

--lo siento --dice Mateo.

--no te preocupes --le dice Alberto con ternura.

--es que yo no te quiero hacer daño.

Alberto fuerza una sonrisa y dice:

--no te preocupes por mi. Sólo importamos ahora tú y yo, disfrutemos de estos días. Después no me importa lo que pasará. Estamos juntos y lo quiero disfrutar al máximo.

--¿seguro?

Alberto lo besa en las manos y le dice dulcemente:

--me hubiera encantado que te enamoraras de mi pero acepto las cosas tal y como son. Yo quiero ser tu alegría, no tu carga. Disfruta a mi lado pero no tienes ningún compromiso conmigo, me puedes dejar cuando quieras. Yo ahora soy feliz contigo y quiero disfrutar de lo que nos quedan de vacaciones sin pensar en el mañana.

Mateo se emociona y a la vez se entristece. Alberto  lo abraza y le vuelve a repetir que no se preocupe por él. Se acaricia y caen sobre la cama mientras se besan. 

--me muero del hambre --le dice Alberto divertido.

--lo siento... me olvidé de tu desayuno.

Alberto sonríe mientras Mateo baja corriendo a prepararle algo. Alberto se queda con una sonrisa melancólica. No quiere pensar pero tiene miedo, tiene miedo de una vida sin Mateo, tiene miedo de la traición que está haciendo a su hermano y tiene miedo que Fernando lo descubra.




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